No he contado el motivo ni el tiempo de mi encierro. Llevo seis meses en este lugar. Mi padre, un bohemio alcohólico y de buen billete ordenó mi encierro para alejarme de K. El achacaba a K el aumento de mis depresiones e intentos de suicido. Decía que mis arranques no eran otro sino el asqueroso resultado de un amorío mal correspondido. A sus ojos eso era, un soñador enamorado de medio tiempo. A mis ojos, era más. Otro día hablaré de él.
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